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Ver la Versión Completa : Una Gran Aventura. (PARTE DOS)



Casandra
17/05/2016, 00:15
Luego de largas noches de caminata por el bosque siguiendo su camino, nuestros héroes se adentraron en el temido Desierto, quien alberga desde las mas inofensivas criaturas como pequeñas serpientes hasta los mas temidos ogros del desierto, quienes con un solo golpe con su garrote pueden destruir las mas poderosas armaduras!

Provistos de agua y alimentos suficientes emprendieron viaje a través del extenso Desierto. Las primeras horas de caminata fueron ágiles y felices, pero el cansancio comenzó a pesarles, caminar sobre la arena era mas agotador que sobre el verde césped, y sobre todo, el insoportable calor penetraba sobre sus armaduras hasta el punto en donde se vieron obligados a caminar sin ellas.

Caía la noche y el frió comenzó a acechar, pero con la noche también las criaturas salían a alimentarse. De repente y casi sin visualización se encontraron rodeados por cientos de arañas gigantes y gusanos de arena, quienes los acechaban para darse un gran banquete.

Espalda contra espalda comenzó la batalla. Las flechas en la oscuridad volaban en todas direcciones, y las palabras mágicas eran cada vez más tenebrosas hasta tal punto en donde Naimad se vio obligado a hacer lo que estuvo evitando durante la batalla.

El conjuro más peligroso jamás utilizado en la tierra. Su poder era devastador, sólo los más hábiles en el arte de la magia conocían realmente su poder y el clérigo lo conocía. Entonces y sin mediar palabras corrió hacia una esquina, tomó concentración unos segundos y entonces sus ojos comenzaron a ponerse blancos, de las manos salía un extraño fuego verde y se elevó por los aires unos cuantos centímetros.

Ilúvatar seguía luchando con su arco y flechas contra las terribles criaturas cuando se dio cuenta de lo que sucedía, Naimad estaba volando por los aires y de su boca comenzaron a escucharse extrañas palabras. El arquero jamás en su larga vida las había oído, pero supo que debía hacer. Saltando hacia un pequeño cactus que se encontraba a unos cuantos pasos preparó su arco y apuntó hacia donde se encontraba el clérigo derribando una a una a las criaturas que intentaban atacarlo.

Naimad en pleno trance comenzó a vociferar Rahma An´tr^aX
tantas veces como era posible. Las criaturas comenzaron a desprender de sus cuerpos un fuego verde que hacía formas extrañas sobre estos y los convertía instantáneamente en polvo!
El Desierto se iluminó por completo del color de los prados y las criaturas desaparecieron en su totalidad.

Segundos después Naimad cayó al suelo totalmente agotado y sin fuerzas. Era muy entrada la madrugada, el sol en cualquier momento se asomaría por el Oriente y necesitaban descansar. Rápidamente Ilúvatar improvisó un refugio y allí descansaron hasta casi el medio día

El Sol golpeaba con fuerza las arenas del Desierto y el calor era insoportable. Luego de tomar un buen almuerzo y habiendo descansado lo suficiente los soldados del Rey emprendieron viaje.

El camino era cada vez mas pesado, cargar sus provisiones y equipamiento les parecía cada vez mas agotador y llegado el atardecer decidieron tomar un breve descanso.

Sentados sobre la arena y disfrutando de la brisa que corría y aliviaba el insoportable calor notaron algo extraño que se acercaba con la ventisca. De repente y sin saber como estaban atrapados en una enorme tormenta de arena. No podían ver nada, el viento era insoportable y la arena los golpeaba con gran fuerza a cada paso que daban.

El sol ya no iluminaba el Desierto y la noche se había apoderado del lugar. Desorientados por la gran tormenta siguieron su camino hacia el sur, pero sin saber que realmente estaban en camino hacia el oeste.

La ruta se hacía a cada paso más y mas compleja, las arenas se espesaban y la flora era más y más robusta. A lo lejos la luna mostraba un gran claro y siguieron camino hacia él. Llegando donde la luna iluminaba notaron que el desierto llegaba a su fin, el camino que seguía ya no era a pie, sino que debían embarcar para continuar viaje. Pero lo que nunca esperaban sucedió.

Detrás de los cactus y palmeras aparecieron cientos de horrendos y enormes ogros. Medían más de 2 metros y medio cada uno, en su mano llevaban un enorme garrote y sus pieles eran oscuras y espesas como la de ninguna otra criatura.

Preparados para la batalla Ilúvatar y Naimad desenfundaron su espada y arco, las flechas estaban listas y las pociones también. Los ogros eran torpes pero veloces y su fuerza era increíble.

La batalla comenzó y los soldados no daban descanso a las bestias. Flechas y golpes de espada se repartían contra las enormes criaturas. Los garrotazos volaban de un lado a otro y los enemigos crecían en número a cada paso que daban.

Las bestias avanzaban y rápidamente nuestros héroes eran acorralados contra las costas del Desierto. Casi sin movimientos que realizar y ya agotados por la batalla Ilúvatar decidió hacer un gran movimiento. Pidió a Naimad que con Magia encendiera la punta de sus flechas. Listo para disparar el rojo fuego ardía en la punta de las más de veinte flechas colocadas en el arco de Ilúvatar y éstas salieron disparadas hacia el aire.

Rápidamente aprovecharon el momento del ataque, subieron a sus barcas y huyeron de aquel terrible lugar.

Sin destino aparente y con las energías casi nulas emprendieron una nueva etapa del viaje, se adentraron en las oscuras aguas del mar negro, donde se comenta que quien se atreve a entrar allí, jamás regresa...

Ilúvatar y Naimad no sabían donde se encontraban, sólo sabían una cosa, que habían salido con vida del ataque de los ogros por milagro.

Luego de horas navegando decidieron tomar un descanso y parar las embarcaciones. Pescaron algunos peces y se alimentaron.

Siguiendo su viaje luego de un largo descanso retomaron su camino hacia el sur, para llegar al Infierno.

Entrada la noche el viento comenzó a soplar y el mar se agitaba cada vez más. Las olas eran enormes y las embarcaciones incontrolables. En eso en la lejanía divisaron un grupo de sombras extrañas que se acercaban hacia ellos. Cada vez más cerca las sombras se agrandaban hasta que lograron divisar de qué se trataba.

Una docena de dragones de las profundidades a toda velocidad se arrimaron a las embarcaciones seguidos de cerca por el mítico Leviatán.

Los dragones comenzaron a atacar mientras el enorme Leviatán se sumergió en las profundidades del mar negro. Fácilmente y con certeras flechas y hechizos los dragones fueron destruidos, pero de pronto un fuerte golpe por debajo de la barca de Ilúvatar lo tumbó y éste cayó a las heladas aguas!!

Prontamente Naimad se dirigió hacia él para socorrerlo pero la enorme criatura se llevó al arquero a las profundidades.

Habían pasado más de tres minutos y no había rastro de Ilúvatar ni de la bestia marina.

Entonces el agua comenzó a turbarse, un remolino se formó rápidamente y con un tremendo impulso la bestia salió del agua elevándose por los aires casi 20 metros sobre el mar.

Naimad no podía creer lo que sus propios ojos veían. Ilúvatar estaba montado sobre el lomo del Leviatán controlando sus movimiento pero la criatura era indomable!!

Sin pensarlo dos veces el hábil clérigo con extrañas palabras y conjuros congeló el agua en cuestión de segundos!! El enorme animal cayó sobre la capa de hielo y quedó tumbada.

Ilúvatar había sido muy lastimado, el golpe le afecto en todo su cuerpo, además de haber tragado mucha agua del mar negro en su zambullida inesperada. Aún así conservaba su arco colgado en la espalda al igual que las flechas. Tomándolo en sus manos preparó las flechas y disparó sin piedad hacia la bestia dándole fin a su vida destruyéndole el cráneo en varias partes y derramando cientos de litros de sangre violeta sobre las aguas.

Nuevamente encaminados y ahora con sólo una embarcación ya que la del Arquero había quedado inutilizada por el ataque del Leviatán siguieron su camino hacia el sur.

Dos días mas tarde se encontraron con una enorme isla a varias leguas de distancia. Pensando que había arribado a destino bajaron en ella, preparados para la batalla. Pero no sabían realmente a qué se enfrentaban...

La Isla estaba recubierta por una espesa y muy densa niebla. El suelo era árido y oscuro. Y en el aire se podía oler sangre y muerte.

Una vieja y oxidada cerca recubría casi el 90% de la isla, Ilúvatar y Naimad se examinaron y fácilmente la destruyeron.

Se adentraron en busca de los enemigos pero rápidamente se encontraron con diferentes criaturas extrañas, capaces de arrancarte el alma de un solo suspiro.

Zombis y espectros comenzaron a salir por debajo de la tierra, las fuerzas del mal se apoderaban de ellos. Cientos de voces extrañas y taciturnas comenzaron a zumbar por sus cabezas. La locura los atrapaba. Ilúvatar cayó al suelo seguido de Naimad perdiendo la conciencia.

Algunos minutos después despertaron. Doloridos, perdidos y sin sus armas estaban atados con cadenas a una extraña pared. Se encontraban en un húmedo y oscuro sitio, lleno de huesos humanos desparramados por todo el suelo.

Pasó el tiempo y no podían ver nada, hasta que de pronto y sin saber como una criatura se apareció frente a ellos. Era la temida y poderosa PARCA! segundos después dragones sin piel ni carne aparecieron detrás de ella, solo sus huesos se veían y su aspecto era terriblemente aterrador. En los dientes se podían ver restos de ropas rasgadas y sangre por doquier.

Bienvenidos al Cementerio, dijo la parca, con una voz tan tenebrosa que los oídos y las mentes de los soldados reales se estremecieron.

Ahora son mis prisioneros y mis súbditos se alimentarán de vuestra carne cuando yo lo ordene!

El clérigo conocía la fama de la parca y sabía que existía una forma de ser liberados, pero tenían que ser precisos y coordinados, o terminarían en los huesudos estómagos de los dragones.

!OH poderosa y aterradora Parca, dejadme demostrar que puedo serle de gran ayuda para atrapar almas inocentes en su nombre! Soltó Naimad abruptamente.

Ilúvatar miró con recelo al clérigo, pensando que éste se convertiría en un traidor por el simple hecho de sobrevivir a una horrenda muerte.

¿¿Cómo puedo confiar en tí un simple mortal a cargar con las almas que deseo capturar??

Para demostrarle mi confianza yo mismo asesinaré a este asqueroso arquero!!

De acuerdo!! Dijo la parca, liberen las cadenas del clérigo y que con sus propias manos asesine al bastardo!!

Una vez liberado Naimad se acercó a Ilúvatar y susurrando en su oído le dijo: Saldremos de ésta compañero confía en mí y sígueme la corriente.

Abrazando el cuello de Ilúvatar con sus manos Naimad comenzó a ahorcarlo. Cuando de repente el techo de la cueva se desmoronó y aparecieron cerca de una docena de soldados reales!

Tres magos, tres clérigos, dos druidas, un guerrero, dos bardos y un paladín saltaron sobre la parca! El guerrero con un letal golpe rompió su cabeza derramando sangre por todo el lugar. Los magos paralizaron rápidamente a los dragones y con poderosos hechizos los destruyeron!

El druida se ocupó de desatar al arquero y los bardos con los clérigos rápidamente juntaron las pertenencias de éstos para volver a equiparlos!

Éstos soldados se dirigían hacia el sur, con el mismo objetivo que nuestros héroes derrotar el mal!! Vieron las barcas de Ilúvatar y Naimad y no dudaron en entrar a ayudar!!

Repuestos de la aventura y ya habiendo salido del cementerio, retomaron viaje todos juntos hacia el Sur!

Ahora mas fuertes que nunca, catorce soldados del rey se dirigen hacia el temible Dungeon Inferno, donde el Demonio alista sus tropas para derrotar la ciudad de Ullathorpe!

Encaminados hacia el sur, y con los ánimos en alto luego de salir con vida del temido Cementerio los 14 soldados marchan a toda prisa por las frías y turbulentas aguas de mar...

La noche se acercaba y el viento se volvía más y más violento. Pasada la media noche una gran tormenta comenzó. Las aguas se agitaban de proa a popa, de babor a estribor golpeando con fuerza las maderas de las barcas azules que piloteaban los tripulantes!

Lluvia, viento, frío y oscuridad era lo único que sentían. De pronto en las maderas comienzan a tronar violentos golpes. Un gran grupo de pirañas enormes comenzaron a atacar las embarcaciones en busca de alimento!

Entre la confusión, los golpes, los barcos que se agitaban de lado a lado, el viento y la lluvia se volvía imposible maniobrar las barcas!

Uno de los magos pierde el control de su barca y golpea al paladín, quien éste a su vez golpea a un clérigo y los druidas!

Rápidamente las embarcaciones comenzaron a hacer agua por todos lados. Se hundían con gran velocidad y quienes estaban aún en sus botes no podían ayudar ya que era imposible mantener en camino a las barcas!

Naimad e Ilúvatar lograron amarrar sus barcos y seguir el viaje juntos, en cuanto se acercaron a la embarcación de uno de los clérigos hicieron lo mismo, también lograron unirse a uno de los druidas y un mago.

El viento y las olas los llevaban con violencia de un lado al otro, con gran impotencia oían los gritos de auxilio de sus compañeros sin poder hacer absolutamente nada!!

De repente las maderas comienzan a quebrarse y todas las embarcaciones terminan dañadas! Sin poder tomar una decisión acertada, Ilúvatar abandona su barco y se une con el mago. Rápidamente Naimad hace lo mismo y lo siguen el clérigo y el druida. Segundos después el guerrero incorpora su barca y salta hacia la de su compañero!

Ahora todos estaban a la deriva en una embarcación dañada y sin rumbo.

La tormenta amainó y el alba despuntaba de un extraño color grisáceo.

Siguiendo viaje todos juntos y con la barca dañada llegaron a una desierta isla con frondosos árboles. Amarraron el barco y bajaron a explorar.

Los clérigos curaron las heridas de sus compañeros, ademas de las suyas, el mago rápidamente improvisó una fogata mágica con extraños colores que oscilaban entre verde, violeta, azul y rojo.

Mientras tanto, el guerrero y el cazador salieron en busca de alimento junto al druida.

Luego de abastecerse de frutas, algunos animales pequeños y de conseguir un poco de agua potable emprendieron camino hacia la fogata donde se encontraban los demás.

A poco mas de cinco minutos de caminata para llegar con sus compañeros, del suelo emergen tres enormes cuerpos de agua. Con rapidez el druida saca su flauta que llevaba atada a su cinturón y comenzó a tocar la más hermosa melodía que jamás habían oído los guerreros.

Seguidamente comenzó con voz muy suave y dulce a repetir "Dominen Creadur Gwyllt" hasta que las criaturas quedaron rendidas a sus pies y las hizo desaparecer por los suelos.

Habiendo comido y descansado improvisaron unos parches para la embarcación y salieron a explorar la isla todos juntos.

En una esquina de la isla divisaron una extraña entrada hacia las profundidades. De ella emergía un fuerte y extraño olor.

Ya he estado acá dijo el guerrero. Estamos en la Isla Argentum, y éstas son las minas de plata. Nos hemos alejado rotundamente de nuestro principal objetivo, nos llevará días retomar la ruta hacia el Infierno!!

En ese momento se oyen gritos desgarradores dentro de las minas!! Los guerreros no dudaron en entrar, no sabiendo a que peligros podían llegar a enfrentarse...

La entrada de la mina era muy estrecha y baja, las paredes chorreaban humedad y el olor allí dentro era insoportable.

El hechicero tomó una rama que halló en el suelo y rápidamente improvisó una antorcha para poder ver por donde caminaban. Los gritos se oían cada vez más cerca y mas desgarradores.

El estrecho túnel se abría hacia la derecha y un claro aparecía en forma de olla en medio de las minas. En un costado donde la oscuridad reinaba hallaron a un trabajador, un minero que estaba trabajando y había sido atacado. Se acercaron hacia él, y Naimad quedó paralizado, al ver al enano su rostro se estremeció, por sus venas corría un insoportable frío que llegaba a todas las partes de su cuerpo. Él sabía que había sucedido con el pequeño buscador de minerales.

Las almas oscuras habían tomado posesión de su cuerpo, sus ojos estaban blancos, su cuerpo pálido y frío, y en su rostro quedó proyectada la marca del terror.

Naimad conocía todo acerca de las almas oscuras, durante toda su vida dedicó sus estudios y su entrenamiento en el control y manejo de los espíritus malignos.

Como todo clérigo conocedor de las artes arcanas, su cercanía con el mundo espiritual y sus habilidades para combatir las fuerzas invisibles, lo convertían en un poderoso enemigo de las almas oscuras.

Rápidamente pidió a Ilúvatar y al guerrero que se lleven al minero de ese espantoso sitio acompañados del clérigo para que cure las heridas y el hechicero que es quien llevaba la antorcha para iluminar.

Naimad y el domador de criaturas se quedaron dentro de las minas listos para luchar contra las almas negras.

El clérigo tomó asiento en medio del claro que iluminaba el lugar y el flautista mágico sacó su instrumento. En cuestión de segundos del cuerpo del guerrero que yacía sentado comenzaron a emanar ondas de color dorado que lo cubrían por completo hasta llegar al techo de las minas.

El flautista poso su instrumento sobre la boca y de éste las melodías brotaban como las flores en los verdes prados durante Septiembre.

Entonces, se hizo presente una figura oscura como la misma noche, larga y estilizada yacía taciturna en una esquina de las minas de plata. Velozmente y sin hacer ningún ruido se deslizó por detrás del druida y arrebató su flauta de un golpe certero deteniendo las melodías que fluían de ésta.

A todo esto el clérigo envuelto en el fuego dorado se había puesto de pié y observaba la situación a través de la cortina color oro que lo rodeaba.

Lanzó un gran grito donde las palabras se perdían en la inmensidad del los túneles subterráneos que dominaban las minas y el suelo se estremeció. El alma de la oscuridad se hizo mas grande y tenebroso, ahora acaparaba casi toda la habitación y su poder era incalculable.

Naimad despegó los pies del suelo comenzando a levitar y sus ojos se convirtieron en grandes perlas blancas. Las palabras emanaban de su boca una tras otra, era imposible entender que decía, el lenguaje no era conocido pero si realmente efectivo. El alma negra comenzó a perder tamaño lentamente hasta casi desaparecer, y en ese momento el clérigo lanzo un fuerte "T'HY KOOOL". La habitación tembló y se iluminó por un instante. Un rayo divino invocado por el poderoso clérigo partió en mil pedazos al enemigo convirtiéndolo en polvo y cenizas.

El mal en aquel sitio fue destruido, una vez fuera del oscuro lugar, se reencontraron con sus compañeros y el enano, ya recuperado del ataque, donde su alma había sido robada por aquel malvado espíritu.

Agradecido regaló a nuestros héroes provisiones necesarias para seguir su camino y nuevas embarcaciones las cuales llevaban la insignia de la Armada Real pintadas en sus tablones.

Habiendo cumplido con su deber, y sabiendo que el pequeño trabajador podría seguir su trabajo sin peligro alguno partieron nuevamente rumbo a la isla Infernal, donde el Demonio y sus esbirros forjaban un ejercito de élite, listo para tomar la ciudad de Ullathorpe