Memorias de Argentum - Historia de Giovanni
Mi historia y lucha contra el mal comienza cuando era un simple niño pequeño.
Nací en Banderbill, ciudad dónde mis antepasados habrían forjado, a base de mucho esfuerzo, la gran riqueza familiar. Poco tiempo después de mi nacimiento, mis padres decidieron mudarse a la ciudad de Arghâl por cuestiones laborales. Mi padre pertenecía al Ejército Real, era uno de sus Comandantes más destacados. Viajaba mucho a expediciones por tierra y también en mar abierto, por eso el puerto de Arghâl encajaba perfecto a sus necesidades militares.
Una vez el ejército fue avisado que en un dungeon al sur de nuestras tierras, había tomado el control un malvado dragón junto a otras criaturas diabólicas. Mi padre fue el encargado de guiar una legión hacia este dungeon. Portaba consigo una preciada espada matadragones. Una vez llegados al dungeon, los soldados comenzaron el rastrillaje en busca del dragón. Antes de poder encontrarlo tuvieron que combatir contra beholders, djinns y gigantes ogros malvados. La búsqueda del enorme dragón fue exahustiva y causó algunas bajas en el batallón pero finalmente fue encontrado. La técnica para poder atacar al dragón, fue sencilla pero arriesgada. Varios soldados distraían la atención del dragón, mientras mi padre se acercó sigilisomente para luego atacar con la espada matadragones. Luego de varios minutos de batalla, mi padre logró vencer al malvado dragón clavando la espada en su corazón.
Al regresar de esta expedición, una vez en el Palacio Real, el soberano de Banderbill congratuló a la legión comandada por mi padre y celebró la misión llevada a cabo con éxito, con un gran banquete. Luego de la ceremonia, varios de los más importantes militares del ejército y miembros del Gran Consejo de Banderbill dieron lugar a una reunión dónde trataron temas diversos. Uno de los cuales fue la razón por la cual el enorme dragón se encontraba en ese dungeon acechando. Había sido enviado por el Demonio para sembrar el terror, dicho esto comenzaron los preparativos para que, al día siguiente, se atacara la ciudad de Arkhein, se derrocara al Demonio, liberará la ciudad y todas las tierras del mal.
El nuevo día había llegado. Más de diez legiones del Ejército Real se estaba preparando, desde la noche anterior, para emprender el viaje hacia la ciudad del Sur, la cual hacía poco tiempo había sido colonizada por el Demonio.
Una vez dentro de Arkhein, comenzó la batalla. Con el pasar de las horas, las legiones del ejército Real fueron disminuyendo notablemente. La muerte de la mayoría del batallón obligó a los pocos sobrevivientes a huir y resguardarse en la ciudad de Nix. Había sido una guerra sangrienta, la cual concluyó con la victoria del Demonio y su ejército siniestro.
Mi padre jamás regresó a casa. Mi madre y yo debimos trasladarnos a Banderbill, a nuestro antiguo hogar. Fue ese el día que juré ante los ojos de Dios, que vengaría la muerte de mi padre y que lucharía incansablemente por liberar estas tierras del mal.
Los años fueron sucediendo, crecí y comencé a entrenarme con las armas que había heredado de mi padre. En un templo del norte, conocí a un mago llamado Phoenix, el cual fue mi maestro en las artes arcanas. En el tiempo que fui su discípulo, nos hicimos grandes amigos. Era amigo de mi padre, conocía su historia y la de mi familia, fue entonces que un día me reveló que pertenecía a una sociedad secreta de gente selecta, fundada con un marcado objetivo entre otros: la lucha contra el mal. Me contó la historia de dicha sociedad y que mi familia formó parte de la fundación y creación. Eso me daba derecho a conocer el secreto.
Luego de mi iniciación en <Ordo Septentrio>, fui escalando los grados dentro de la orden sagrada del norte. Con el tiempo se me fueron revelando los secretos que se presentan en cada grado de la orden, hasta que logré el título de “Consiliarius” que significa “consejero” y es uno de los más altos grados. Hoy en día, sigo luchando por vengar la memoria de mi padre, y no descansaré hasta ver con mis propios ojos, la muerte del Demonio.
