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  1. #1
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    Seguí la historia!

    Qué tal, voy a hacer un thread que recuerdo haber visto en los foros viejos de este server. La idea es la siguiente: armar una historia entre todos. Yo la empiezo y el que quiere la sigue (relatando) con un poco o todo lo que tenga ganas. La idea es que haya coherencia entre los posts, así que empiezo.

    El puerto de Nix estaba lleno de pescadores, como siempre. Pero esa tarde ocurrió algo que llamó mi atención, un hombre anunció con elegancia que daría una millonaria recompensa a aquellos que consiguieran traerle los dos cuernos del Demonio que se esconde en las profundidades del Dungeon Marabel.
    En lo personal, nunca me había aventurado a las profundidades de ese calabozo pero el valor de la recompensa nombrada suscitaba en mí ansias de ir a explorarlo. Rápidamente se organizó un grupo de aventureros para ir a buscar los cuernos del Demonio y así, poder repartir la recompensa entre los que éramos. Yo retiré de la bóveda mi túnica de mago y mi bastón nudoso, preparándome para la gran hazaña. Nos juntamos en la salida de Nix, al norte. Éramos un grupo de 4 personas, yo era el único mago. Y así emprendimos el viaje.

    Pueden relatarlo de la manera que quieran. Seguir la que venía yo, relatarlo en tercera persona o incluso en primera pero haciéndose pasar por otro miembro del grupo. Bueno, vamos a ver qué sale de los roleritos que quedamos en esta versión.

  2. #2
    Entreno con tortugas
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    Me parece buena idea, te la sigo campeon!
    El camino no fue nada fácil, tuvimos que esquivar todo tipo de criaturas hostiles, luchar contra otras, y apoyarnos mutuamente entre nosotros para no perder la cordura y abandonar la misión o terminar alucinando entre los gigantes arboles de estos bosques plagados de calaveras, zombies y lobos. En el camino encontramos lo que parecía ser un soldado de Banderbill, o de la Armada Real, nos advirtió que el camino que faltaba era mucho peor, pero que antes de lo peor, pasaríamos por una aldea, que según el, es cuna de las negociaciones y encuentros de estas tierras. Su mirada parecía de completa seguridad, como si ya hubiese visto lo peor, pero también miro con completa desconfianza al saber que lo que buscábamos era para una recompensa, como si sus acciones se ligaran mas al honor y batallar por un ideal, y no por una simple recompensa, sin mas, nos despedimos después de compartir un pollo y beber todos del mismo odre, luego, seguimos nuestro camino.

  3. #3
    Mira que me hago malo eh. Avatar de Altair de Oteren
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    Me tomo el atrevimiento de seguir -ahora puedo decir- nuestra historia!

    El puerto de Nix estaba lleno de pescadores, como siempre. Pero esa tarde ocurrió algo que llamó mi atención, un hombre anunció con elegancia que daría una millonaria recompensa a aquellos que consiguieran traerle los dos cuernos del Demonio que se esconde en las profundidades del Dungeon Marabel.
    En lo personal, nunca me había aventurado a las profundidades de ese calabozo pero el valor de la recompensa nombrada suscitaba en mí ansias de ir a explorarlo. Rápidamente se organizó un grupo de aventureros para ir a buscar los cuernos del Demonio y así, poder repartir la recompensa entre los que éramos. Yo retiré de la bóveda mi túnica de mago y mi bastón nudoso, preparándome para la gran hazaña. Nos juntamos en la salida de Nix, al norte. Éramos un grupo de 4 personas, yo era el único mago. Y así emprendimos el viaje.
    El camino no fue nada fácil, tuvimos que esquivar todo tipo de criaturas hostiles, luchar contra otras, y apoyarnos mutuamente entre nosotros para no perder la cordura y abandonar la misión o terminar alucinando entre los gigantes arboles de estos bosques plagados de calaveras, zombies y lobos. En el camino encontramos lo que parecía ser un soldado de Banderbill, o de la Armada Real, nos advirtió que el camino que faltaba era mucho peor, pero que antes de lo peor, pasaríamos por una aldea, que según el, es cuna de las negociaciones y encuentros de estas tierras. Su mirada parecía de completa seguridad, como si ya hubiese visto lo peor, pero también miro con completa desconfianza al saber que lo que buscábamos era para una recompensa, como si sus acciones se ligaran mas al honor y batallar por un ideal, y no por una simple recompensa, sin mas, nos despedimos después de compartir un pollo y beber todos del mismo odre, luego, seguimos nuestro camino.
    Al cabo de unas horas llegamos a divisar lo que parecía ser una aldea; llamó a nuestra atención que esté elevada unos dos o tres metros sobre la tierra que pisábamos, sin duda se trataba de la ciudad que nos habían contado. Mi memoria no se olvida y aquel soldado que cruzamos sin duda, sabía de lo que hablaba.
    Mis tres compañeros y yo pusimos pié en éste lugar que se hacía llamar "Ullathorpe"; picaresco nombre para un lugar repleto de multitudes y bullicio. Notamos una iglesia y algunas edificaciones, nada que envidiar para sus vecinos del Sur... aunque debo decir que poseía una fuente de agua tan pura y bella como cualquier Elfa.
    Nos dedicamos algunos minutos a mirar bien de cerca éste sitio aunque nuestro estado de alerta era igual al de un lobo por la noche, pues pícaros y embusteros no perdían oportunidad para embaucar a unos forasteros como nosotros, fue así como decidimos mantenernos juntos para evitar inconvenientes.
    La cosa parecía que no iba a cambiar, pues la gente no descansaba sea la hora que sea.
    La música del lugar no era la mejor, dado que no siempre es divertido ver bardos y bribones vomitando junto a un árbol mientras rasguean sus laúdes.
    Nuestros rostros lo decían todo; queríamos salir de allí como fuere. Ya teníamos todo lo que necesitábamos.


    Última edición por Altair de Oteren; 30/01/2016 a las 03:49
    <Altair de Oteren>
    <Defensor de Nix>

  4. #4
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    Sigo, vamos que se va poniendo buena.

    El puerto de Nix estaba lleno de pescadores, como siempre. Pero esa tarde ocurrió algo que llamó mi atención, un hombre anunció con elegancia que daría una millonaria recompensa a aquellos que consiguieran traerle los dos cuernos del Demonio que se esconde en las profundidades del Dungeon Marabel.
    En lo personal, nunca me había aventurado a las profundidades de ese calabozo pero el valor de la recompensa nombrada suscitaba en mí ansias de ir a explorarlo. Rápidamente se organizó un grupo de aventureros para ir a buscar los cuernos del Demonio y así, poder repartir la recompensa entre los que éramos. Yo retiré de la bóveda mi túnica de mago y mi bastón nudoso, preparándome para la gran hazaña. Nos juntamos en la salida de Nix, al norte. Éramos un grupo de 4 personas, yo era el único mago. Y así emprendimos el viaje.
    El camino no fue nada fácil, tuvimos que esquivar todo tipo de criaturas hostiles, luchar contra otras, y apoyarnos mutuamente entre nosotros para no perder la cordura y abandonar la misión o terminar alucinando entre los gigantes arboles de estos bosques plagados de calaveras, zombies y lobos. En el camino encontramos lo que parecía ser un soldado de Banderbill, o de la Armada Real, nos advirtió que el camino que faltaba era mucho peor, pero que antes de lo peor, pasaríamos por una aldea, que según el, es cuna de las negociaciones y encuentros de estas tierras. Su mirada parecía de completa seguridad, como si ya hubiese visto lo peor, pero también miro con completa desconfianza al saber que lo que buscábamos era para una recompensa, como si sus acciones se ligaran mas al honor y batallar por un ideal, y no por una simple recompensa, sin mas, nos despedimos después de compartir un pollo y beber todos del mismo odre, luego, seguimos nuestro camino.
    Al cabo de unas horas llegamos a divisar lo que parecía ser una aldea; llamó a nuestra atención que esté elevada unos dos o tres metros sobre la tierra que pisábamos, sin duda se trataba de la ciudad que nos habían contado. Mi memoria no se olvida y aquel soldado que cruzamos sin duda, sabía de lo que hablaba.
    Mis tres compañeros y yo pusimos pié en éste lugar que se hacía llamar "Ullathorpe"; picaresco nombre para un lugar repleto de multitudes y bullicio. Notamos una iglesia y algunas edificaciones, nada que envidiar para sus vecinos del Sur... aunque debo decir que poseía una fuente de agua tan pura y bella como cualquier Elfa.
    Nos dedicamos algunos minutos a mirar bien de cerca éste sitio aunque nuestro estado de alerta era igual al de un lobo por la noche, pues pícaros y embusteros no perdían oportunidad para embaucar a unos forasteros como nosotros, fue así como decidimos mantenernos juntos para evitar inconvenientes.
    La cosa parecía que no iba a cambiar, pues la gente no descansaba sea la hora que sea.
    La música del lugar no era la mejor, dado que no siempre es divertido ver bardos y bribones vomitando junto a un árbol mientras rasguean sus laúdes.
    Nuestros rostros lo decían todo; queríamos salir de allí como fuere. Ya teníamos todo lo que necesitábamos.
    El dejar atrás Ullathorpe tuvo una gran repercusión en el ánimo del grupo, donde ya se volvían a escuchar las bromas de Balin y las risas de los demás. Balin no sólo era una buena compañía debido a su sentido del humor, el robusto enano y el hacha de dos filos que siempre llevaba consigo lucían temibles, seguramente serían de gran utilidad a la hora de combatir.
    El sol comenzaba a ponerse detrás de las montañas del noreste, por lo que elegimos un lugar rodeado de árboles que esconderían nuestra posición de posibles amenazas para acampar, o al menos eso creímos. Antes de acostarme me encargué de meditar y llenar mis reservas de maná, siempre fui de los que prefieren estar preparados para los problemas, eché un vistazo a lo que todavía podía divisarse de Ullathorpe y un escalofrío recorrió mi cuerpo... ¡Qué lugar tan desagradable! Luego, cerré los ojos y me dormí.
    Tener las reservas a tope de maná resultó ser más que determinante en lo que sucedió a continuación, ya que un grito brutal de esos que hielan la sangre me despertó en medio de la noche.

  5. #5
    tu vieja !
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    El puerto de Nix estaba lleno de pescadores, como siempre. Pero esa tarde ocurrió algo que llamó mi atención, un hombre anunció con elegancia que daría una millonaria recompensa a aquellos que consiguieran traerle los dos cuernos del Demonio que se esconde en las profundidades del Dungeon Marabel.
    En lo personal, nunca me había aventurado a las profundidades de ese calabozo pero el valor de la recompensa nombrada suscitaba en mí ansias de ir a explorarlo. Rápidamente se organizó un grupo de aventureros para ir a buscar los cuernos del Demonio y así, poder repartir la recompensa entre los que éramos. Yo retiré de la bóveda mi túnica de mago y mi bastón nudoso, preparándome para la gran hazaña. Nos juntamos en la salida de Nix, al norte. Éramos un grupo de 4 personas, yo era el único mago. Y así emprendimos el viaje.
    El camino no fue nada fácil, tuvimos que esquivar todo tipo de criaturas hostiles, luchar contra otras, y apoyarnos mutuamente entre nosotros para no perder la cordura y abandonar la misión o terminar alucinando entre los gigantes arboles de estos bosques plagados de calaveras, zombies y lobos. En el camino encontramos lo que parecía ser un soldado de Banderbill, o de la Armada Real, nos advirtió que el camino que faltaba era mucho peor, pero que antes de lo peor, pasaríamos por una aldea, que según el, es cuna de las negociaciones y encuentros de estas tierras. Su mirada parecía de completa seguridad, como si ya hubiese visto lo peor, pero también miro con completa desconfianza al saber que lo que buscábamos era para una recompensa, como si sus acciones se ligaran mas al honor y batallar por un ideal, y no por una simple recompensa, sin mas, nos despedimos después de compartir un pollo y beber todos del mismo odre, luego, seguimos nuestro camino.
    Al cabo de unas horas llegamos a divisar lo que parecía ser una aldea; llamó a nuestra atención que esté elevada unos dos o tres metros sobre la tierra que pisábamos, sin duda se trataba de la ciudad que nos habían contado. Mi memoria no se olvida y aquel soldado que cruzamos sin duda, sabía de lo que hablaba.
    Mis tres compañeros y yo pusimos pié en éste lugar que se hacía llamar "Ullathorpe"; picaresco nombre para un lugar repleto de multitudes y bullicio. Notamos una iglesia y algunas edificaciones, nada que envidiar para sus vecinos del Sur... aunque debo decir que poseía una fuente de agua tan pura y bella como cualquier Elfa.
    Nos dedicamos algunos minutos a mirar bien de cerca éste sitio aunque nuestro estado de alerta era igual al de un lobo por la noche, pues pícaros y embusteros no perdían oportunidad para embaucar a unos forasteros como nosotros, fue así como decidimos mantenernos juntos para evitar inconvenientes.
    La cosa parecía que no iba a cambiar, pues la gente no descansaba sea la hora que sea.
    La música del lugar no era la mejor, dado que no siempre es divertido ver bardos y bribones vomitando junto a un árbol mientras rasguean sus laúdes.
    Nuestros rostros lo decían todo; queríamos salir de allí como fuere. Ya teníamos todo lo que necesitábamos.
    El dejar atrás Ullathorpe tuvo una gran repercusión en el ánimo del grupo, donde ya se volvían a escuchar las bromas de Balin y las risas de los demás. Balin no sólo era una buena compañía debido a su sentido del humor, el robusto enano y el hacha de dos filos que siempre llevaba consigo lucían temibles, seguramente serían de gran utilidad a la hora de combatir.
    El sol comenzaba a ponerse detrás de las montañas del noreste, por lo que elegimos un lugar rodeado de árboles que esconderían nuestra posición de posibles amenazas para acampar, o al menos eso creímos. Antes de acostarme me encargué de meditar y llenar mis reservas de maná, siempre fui de los que prefieren estar preparados para los problemas, eché un vistazo a lo que todavía podía divisarse de Ullathorpe y un escalofrío recorrió mi cuerpo... ¡Qué lugar tan desagradable! Luego, cerré los ojos y me dormí.
    Tener las reservas a tope de maná resultó ser más que determinante en lo que sucedió a continuación, ya que un grito brutal de esos que hielan la sangre me despertó en medio de la noche.
    Me levanté a ver qué pasaba y me mató un liche.



  6. #6
    Copé DM Avatar de entre3y25caracteres
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    fin jajajaj qhdp

  7. #7
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    fin jajajaj qhdp
    No nene, estás equivocado.

    .-

    El puerto de Nix estaba lleno de pescadores, como siempre. Pero esa tarde ocurrió algo que llamó mi atención, un hombre anunció con elegancia que daría una millonaria recompensa a aquellos que consiguieran traerle los dos cuernos del Demonio que se esconde en las profundidades del Dungeon Marabel.
    En lo personal, nunca me había aventurado a las profundidades de ese calabozo pero el valor de la recompensa nombrada suscitaba en mí ansias de ir a explorarlo. Rápidamente se organizó un grupo de aventureros para ir a buscar los cuernos del Demonio y así, poder repartir la recompensa entre los que éramos. Yo retiré de la bóveda mi túnica de mago y mi bastón nudoso, preparándome para la gran hazaña. Nos juntamos en la salida de Nix, al norte. Éramos un grupo de 4 personas, yo era el único mago. Y así emprendimos el viaje.
    El camino no fue nada fácil, tuvimos que esquivar todo tipo de criaturas hostiles, luchar contra otras, y apoyarnos mutuamente entre nosotros para no perder la cordura y abandonar la misión o terminar alucinando entre los gigantes arboles de estos bosques plagados de calaveras, zombies y lobos. En el camino encontramos lo que parecía ser un soldado de Banderbill, o de la Armada Real, nos advirtió que el camino que faltaba era mucho peor, pero que antes de lo peor, pasaríamos por una aldea, que según el, es cuna de las negociaciones y encuentros de estas tierras. Su mirada parecía de completa seguridad, como si ya hubiese visto lo peor, pero también miro con completa desconfianza al saber que lo que buscábamos era para una recompensa, como si sus acciones se ligaran mas al honor y batallar por un ideal, y no por una simple recompensa, sin mas, nos despedimos después de compartir un pollo y beber todos del mismo odre, luego, seguimos nuestro camino.
    Al cabo de unas horas llegamos a divisar lo que parecía ser una aldea; llamó a nuestra atención que esté elevada unos dos o tres metros sobre la tierra que pisábamos, sin duda se trataba de la ciudad que nos habían contado. Mi memoria no se olvida y aquel soldado que cruzamos sin duda, sabía de lo que hablaba.
    Mis tres compañeros y yo pusimos pié en éste lugar que se hacía llamar "Ullathorpe"; picaresco nombre para un lugar repleto de multitudes y bullicio. Notamos una iglesia y algunas edificaciones, nada que envidiar para sus vecinos del Sur... aunque debo decir que poseía una fuente de agua tan pura y bella como cualquier Elfa.
    Nos dedicamos algunos minutos a mirar bien de cerca éste sitio aunque nuestro estado de alerta era igual al de un lobo por la noche, pues pícaros y embusteros no perdían oportunidad para embaucar a unos forasteros como nosotros, fue así como decidimos mantenernos juntos para evitar inconvenientes.
    La cosa parecía que no iba a cambiar, pues la gente no descansaba sea la hora que sea.
    La música del lugar no era la mejor, dado que no siempre es divertido ver bardos y bribones vomitando junto a un árbol mientras rasguean sus laúdes.
    Nuestros rostros lo decían todo; queríamos salir de allí como fuere. Ya teníamoss todo lo que necesitábamos.
    El dejar atrás Ullathorpe tuvo una gran repercusión en el ánimo del grupo, donde ya se volvían a escuchar las bromas de Balin y las risas de los demás. Balin no sólo era una buena compañía debido a su sentido del humor, el robusto enano y el hacha de dos filos que siempre llevaba consigo lucían temibles, seguramente serían de gran utilidad a la hora de combatir.
    El sol comenzaba a ponerse detrás de las montañas del noreste, por lo que elegimos un lugar rodeado de árboles que esconderían nuestra posición de posibles amenazas para acampar, o al menos eso creímos. Antes de acostarme me encargué de meditar y llenar mis reservas de maná, siempre fui de los que prefieren estar preparados para los problemas, eché un vistazo a lo que todavía podía divisarse de Ullathorpe y un escalofrío recorrió mi cuerpo... ¡Qué lugar tan desagradable! Luego, cerré los ojos y me dormí.
    Tener las reservas a tope de maná resultó ser más que determinante en lo que sucedió a continuación, ya que un grito brutal de esos que hielan la sangre me despertó en medio de la noche.
    Me levanté a ver qué pasaba y me mató un liche.
    Lo que entonces pude sentir solo se puede describir como el fin de todas las cosas, aunque no fue así. Mi espíritu incorpóreo aún atestiguaba la escena del horror; los gritos de mis compañeros siendo masacrados por el monstruoso liche y su desgarrador festín de matanza. Balín fue el siguiente en morir, su caída la más cruel de todas, el pobre enano que hasta hace momentos bromeaba alegremente con el resto grupo intentaba desesperado recoger del ensangrentado suelo los objetos cercanos a mis restos mortales, pero no hubo caso, ciego de locura la muerte también se lo llevó a él, y a todo el grupo, en una orgía de ambición por levantar piezas de armadura y armas caídas de cadáveres prójimos. Estaba muerto, era un espíritu, podía contemplar las piezas de carne mutiladas que otrora fueran mi cuerpo, sin embargo y de alguna extraña manera todavía lo podía sentir. La tristeza, el desconsuelo. Me resultó patético. Nuestra búsqueda que tan noble y fuerte parecía levantarse en nuestros corazones no resultó más que la fachada para satisfacer el hambre de bienes materiales. Luego sentí ira, y gracias a ello arrastré mi propia sombra fantasmal de regreso al pueblo. Dejé de preocuparme por los que fueron mis compañeros, no me importó otra cosa. Solo con mi espíritu, de camino entre oscuras sombras hacia la iglesia de Ullathorpe...

    Última edición por Burni; 31/01/2016 a las 11:14

  8. #8
    Armada Real Avatar de Galahad
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    Había continuado la historia igual que vos! Me ganaste de mano jaaj la sigo con la tuya.

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    El puerto de Nix estaba lleno de pescadores, como siempre. Pero esa tarde ocurrió algo que llamó mi atención, un hombre anunció con elegancia que daría una millonaria recompensa a aquellos que consiguieran traerle los dos cuernos del Demonio que se esconde en las profundidades del Dungeon Marabel.
    En lo personal, nunca me había aventurado a las profundidades de ese calabozo pero el valor de la recompensa nombrada suscitaba en mí ansias de ir a explorarlo. Rápidamente se organizó un grupo de aventureros para ir a buscar los cuernos del Demonio y así, poder repartir la recompensa entre los que éramos. Yo retiré de la bóveda mi túnica de mago y mi bastón nudoso, preparándome para la gran hazaña. Nos juntamos en la salida de Nix, al norte. Éramos un grupo de 4 personas, yo era el único mago. Y así emprendimos el viaje.
    El camino no fue nada fácil, tuvimos que esquivar todo tipo de criaturas hostiles, luchar contra otras, y apoyarnos mutuamente entre nosotros para no perder la cordura y abandonar la misión o terminar alucinando entre los gigantes arboles de estos bosques plagados de calaveras, zombies y lobos. En el camino encontramos lo que parecía ser un soldado de Banderbill, o de la Armada Real, nos advirtió que el camino que faltaba era mucho peor, pero que antes de lo peor, pasaríamos por una aldea, que según el, es cuna de las negociaciones y encuentros de estas tierras. Su mirada parecía de completa seguridad, como si ya hubiese visto lo peor, pero también miro con completa desconfianza al saber que lo que buscábamos era para una recompensa, como si sus acciones se ligaran mas al honor y batallar por un ideal, y no por una simple recompensa, sin mas, nos despedimos después de compartir un pollo y beber todos del mismo odre, luego, seguimos nuestro camino.
    Al cabo de unas horas llegamos a divisar lo que parecía ser una aldea; llamó a nuestra atención que esté elevada unos dos o tres metros sobre la tierra que pisábamos, sin duda se trataba de la ciudad que nos habían contado. Mi memoria no se olvida y aquel soldado que cruzamos sin duda, sabía de lo que hablaba.
    Mis tres compañeros y yo pusimos pié en éste lugar que se hacía llamar "Ullathorpe"; picaresco nombre para un lugar repleto de multitudes y bullicio. Notamos una iglesia y algunas edificaciones, nada que envidiar para sus vecinos del Sur... aunque debo decir que poseía una fuente de agua tan pura y bella como cualquier Elfa.
    Nos dedicamos algunos minutos a mirar bien de cerca éste sitio aunque nuestro estado de alerta era igual al de un lobo por la noche, pues pícaros y embusteros no perdían oportunidad para embaucar a unos forasteros como nosotros, fue así como decidimos mantenernos juntos para evitar inconvenientes.
    La cosa parecía que no iba a cambiar, pues la gente no descansaba sea la hora que sea.
    La música del lugar no era la mejor, dado que no siempre es divertido ver bardos y bribones vomitando junto a un árbol mientras rasguean sus laúdes.
    Nuestros rostros lo decían todo; queríamos salir de allí como fuere. Ya teníamoss todo lo que necesitábamos.
    El dejar atrás Ullathorpe tuvo una gran repercusión en el ánimo del grupo, donde ya se volvían a escuchar las bromas de Balin y las risas de los demás. Balin no sólo era una buena compañía debido a su sentido del humor, el robusto enano y el hacha de dos filos que siempre llevaba consigo lucían temibles, seguramente serían de gran utilidad a la hora de combatir.
    El sol comenzaba a ponerse detrás de las montañas del noreste, por lo que elegimos un lugar rodeado de árboles que esconderían nuestra posición de posibles amenazas para acampar, o al menos eso creímos. Antes de acostarme me encargué de meditar y llenar mis reservas de maná, siempre fui de los que prefieren estar preparados para los problemas, eché un vistazo a lo que todavía podía divisarse de Ullathorpe y un escalofrío recorrió mi cuerpo... ¡Qué lugar tan desagradable! Luego, cerré los ojos y me dormí.
    Tener las reservas a tope de maná resultó ser más que determinante en lo que sucedió a continuación, ya que un grito brutal de esos que hielan la sangre me despertó en medio de la noche.
    Me levanté a ver qué pasaba y me mató un liche.
    Lo que entonces pude sentir solo se puede describir como el fin de todas las cosas, aunque no fue así. Mi espíritu incorpóreo aún atestiguaba la escena del horror; los gritos de mis compañeros siendo masacrados por el monstruoso liche y su desgarrador festín de matanza. Balín fue el siguiente en morir, su caída la más cruel de todas, el pobre enano que hasta hace momentos bromeaba alegremente con el resto grupo intentaba desesperado recoger del ensangrentado suelo los objetos cercanos a mis restos mortales, pero no hubo caso, ciego de locura la muerte también se lo llevó a él, y a todo el grupo, en una orgía de ambición por levantar piezas de armadura y armas caídas de cadáveres prójimos. Estaba muerto, era un espíritu, podía contemplar las piezas de carne mutiladas que otrora fueran mi cuerpo, sin embargo y de alguna extraña manera todavía lo podía sentir. La tristeza, el desconsuelo. Me resultó patético. Nuestra búsqueda que tan noble y fuerte parecía levantarse en nuestros corazones no resultó más que la fachada para satisfacer el hambre de bienes materiales. Luego sentí ira, y gracias a ello arrastré mi propia sombra fantasmal de regreso al pueblo. Dejé de preocuparme por los que fueron mis compañeros, no me importó otra cosa. Solo con mi espíritu, de camino entre oscuras sombras hacia la iglesia de Ullathorpe...
    Dicen que la primera bocanada de aire que un bebé toma al nacer, es tan dolorosa que lo hace llorar. Puedo decir que es verdad. Al acercarme en espíritu al Templo de Ullathorpe, ya comenzaba a "sentir"... Y cuando el sacerdote vestido de azul preparó sus hechizos, sentí como si un imán volviera a unir lo que el nefasto Liche había roto. No le deseo la experiencia a nadie. Me sentía cansado, muy cansado. Me avergonzó descubrir que estaba en paños menores, por lo que corrí al banco de la ciudad, a ver si quedaba algo en mi humilde bóveda. Una vara de fresno gastada, una túnica burda era todo lo que quedaba. Mendigué unas monedas para comprar algo de comer, y medité en silencio en una esquina del pueblo. La ira se apoderó de mí, al recordar las muertes de mis compañeros. ¿Dónde estarían ellos ahora? Un fuego comenzaba a crecer en mis entrañas, y el dolor solamente lo avivaba.
    Venganza.



    Tenn'enomentielva, Nai Eru varyuva len! (Hasta la próxima, que Eru te guarde)

  9. #9
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    offtopic:
    -Grande Burni!
    -Dale, no sean troll


    On:

    El puerto de Nix estaba lleno de pescadores, como siempre. Pero esa tarde ocurrió algo que llamó mi atención, un hombre anunció con elegancia que daría una millonaria recompensa a aquellos que consiguieran traerle los dos cuernos del Demonio que se esconde en las profundidades del Dungeon Marabel.
    En lo personal, nunca me había aventurado a las profundidades de ese calabozo pero el valor de la recompensa nombrada suscitaba en mí ansias de ir a explorarlo. Rápidamente se organizó un grupo de aventureros para ir a buscar los cuernos del Demonio y así, poder repartir la recompensa entre los que éramos. Yo retiré de la bóveda mi túnica de mago y mi bastón nudoso, preparándome para la gran hazaña. Nos juntamos en la salida de Nix, al norte. Éramos un grupo de 4 personas, yo era el único mago. Y así emprendimos el viaje.
    El camino no fue nada fácil, tuvimos que esquivar todo tipo de criaturas hostiles, luchar contra otras, y apoyarnos mutuamente entre nosotros para no perder la cordura y abandonar la misión o terminar alucinando entre los gigantes arboles de estos bosques plagados de calaveras, zombies y lobos. En el camino encontramos lo que parecía ser un soldado de Banderbill, o de la Armada Real, nos advirtió que el camino que faltaba era mucho peor, pero que antes de lo peor, pasaríamos por una aldea, que según el, es cuna de las negociaciones y encuentros de estas tierras. Su mirada parecía de completa seguridad, como si ya hubiese visto lo peor, pero también miro con completa desconfianza al saber que lo que buscábamos era para una recompensa, como si sus acciones se ligaran mas al honor y batallar por un ideal, y no por una simple recompensa, sin mas, nos despedimos después de compartir un pollo y beber todos del mismo odre, luego, seguimos nuestro camino.
    Al cabo de unas horas llegamos a divisar lo que parecía ser una aldea; llamó a nuestra atención que esté elevada unos dos o tres metros sobre la tierra que pisábamos, sin duda se trataba de la ciudad que nos habían contado. Mi memoria no se olvida y aquel soldado que cruzamos sin duda, sabía de lo que hablaba.
    Mis tres compañeros y yo pusimos pié en éste lugar que se hacía llamar "Ullathorpe"; picaresco nombre para un lugar repleto de multitudes y bullicio. Notamos una iglesia y algunas edificaciones, nada que envidiar para sus vecinos del Sur... aunque debo decir que poseía una fuente de agua tan pura y bella como cualquier Elfa.
    Nos dedicamos algunos minutos a mirar bien de cerca éste sitio aunque nuestro estado de alerta era igual al de un lobo por la noche, pues pícaros y embusteros no perdían oportunidad para embaucar a unos forasteros como nosotros, fue así como decidimos mantenernos juntos para evitar inconvenientes.
    La cosa parecía que no iba a cambiar, pues la gente no descansaba sea la hora que sea.
    La música del lugar no era la mejor, dado que no siempre es divertido ver bardos y bribones vomitando junto a un árbol mientras rasguean sus laúdes.
    Nuestros rostros lo decían todo; queríamos salir de allí como fuere. Ya teníamoss todo lo que necesitábamos.
    El dejar atrás Ullathorpe tuvo una gran repercusión en el ánimo del grupo, donde ya se volvían a escuchar las bromas de Balin y las risas de los demás. Balin no sólo era una buena compañía debido a su sentido del humor, el robusto enano y el hacha de dos filos que siempre llevaba consigo lucían temibles, seguramente serían de gran utilidad a la hora de combatir.
    El sol comenzaba a ponerse detrás de las montañas del noreste, por lo que elegimos un lugar rodeado de árboles que esconderían nuestra posición de posibles amenazas para acampar, o al menos eso creímos. Antes de acostarme me encargué de meditar y llenar mis reservas de maná, siempre fui de los que prefieren estar preparados para los problemas, eché un vistazo a lo que todavía podía divisarse de Ullathorpe y un escalofrío recorrió mi cuerpo... ¡Qué lugar tan desagradable! Luego, cerré los ojos y me dormí.
    Tener las reservas a tope de maná resultó ser más que determinante en lo que sucedió a continuación, ya que un grito brutal de esos que hielan la sangre me despertó en medio de la noche.
    Me levanté a ver qué pasaba y me mató un liche.
    Lo que entonces pude sentir solo se puede describir como el fin de todas las cosas, aunque no fue así. Mi espíritu incorpóreo aún atestiguaba la escena del horror; los gritos de mis compañeros siendo masacrados por el monstruoso liche y su desgarrador festín de matanza. Balín fue el siguiente en morir, su caída la más cruel de todas, el pobre enano que hasta hace momentos bromeaba alegremente con el resto grupo intentaba desesperado recoger del ensangrentado suelo los objetos cercanos a mis restos mortales, pero no hubo caso, ciego de locura la muerte también se lo llevó a él, y a todo el grupo, en una orgía de ambición por levantar piezas de armadura y armas caídas de cadáveres prójimos. Estaba muerto, era un espíritu, podía contemplar el que otrora fue mi cuerpo, sin embargo y de alguna extraña manera todavía lo podía sentir. La tristeza, el desconsuelo. Me resultó patético. Nuestra búsqueda que tan noble y fuerte parecía levantarse en nuestros corazones no resultó más que la fachada para satisfacer el hambre de bienes materiales. Luego sentí ira, y gracias a ello arrastré mi propia sombra fantasmal de regreso al pueblo. Dejé de preocuparme por los que fueron mis compañeros, no me importó otra cosa. Solo con mi espíritu, de camino entre oscuras sombras hacia la iglesia de Ullathorpe...
    Entrar a la iglesia me resultó sorpresivo, si es que podía a estas alturas continuar sorprendiéndome. La energía del monasterio me hacía sentir que estaba en el lugar correcto, incluso aplacaba un poco la ira que ardía en mi interior. Pude notar que el sacerdote era, a diferencia de los demás vivientes, consciente de mi presencia. Sus ojos se dirigían a mí, ojos que parecían entender hasta las verdades más secretas del universo.
    -Bienvenido, ambos sabemos que estás en el lugar correcto- declaró con una profunda voz. -Antes de que digas nada déjame aclararte que hay dos posibles caminos para ti: que tu alma se eleve y sigas tu camino en un plano más allá de mi comprensión, o podrías salir de esta iglesia caminando, habiendo reencarnado en tu antiguo cuerpo... tu cuerpo restaurado, dado que con las heridas que generó ese liche no te seriviría de mucho- declaró el sacerdote reprimiendo una sonrisa
    -Lamento decirte que la mayoría de la gente toma el primer camino a pesar del miedo que les causa la incertidumbre de qué los esperará del otro lado, y esto es porque para resucitar se necesita un colosal deseo de hacerlo, que pocos poseen. Déjame ver en qué grupo te encuentras tú-
    El cura se acercó. Llevaba una gran túnica azul que cubría su cuerpo por completo. Sus movimientos eran gráciles, dignos de orgullo de los mejores asesinos del Rey Tancredo. Acercó una mano a mí (o lo que quedaba de mí) y cerró los ojos. Su mano estaba arrugada como la mano de un anciano y no parecía ser compatible con el resto de su cuerpo, quizás sí con sus profundos ojos.
    Por algún motivo durante este proceso la ira de mi interior empezó a arder con más fuerza que antes, ignorando la energía aplacadora del monasterio
    Luego de unos instantes, o quizás una eternidad, no podría decirlo, el sacerdote abrió los ojos.
    -Me impresionas... realmente... impresionante- declaró el religioso aunque su rostro no expresaba sentimiento alguno
    -Si de mí dependiera nunca te resucitaría... todos los sentimientos que te motivan son la ira y la avaricia... sin embargo las reglas son las reglas, incluso yo debo seguirlas.-
    Todo lo siguiente que recuerdo es una luz cegadora, una luz cegadora y calidez, sí. Al momento siguiente me encontraba en la puerta de la Iglesia.
    Lo siguiente que hice fue volver a la bóveda a por víveres, pociones y por supuesto, mi bastón nudoso. Una vez con mi equipo, caminé por las calles de Ullathorpe. Cerca de la fuente de agua (que marcaba el centro de la ciudad) una mujer con ropas harapientas y la cara curtida por el viento y el polvo se acercó.
    -Señor mago, por favor, podría otorgarme algo para llenar mi estómago, no he comido en días- dijo la mujer
    -No mujer, tengo los víveres justos para mi próximo viaje (lo cual era bastante acertado)- declaré sin ser demasiado brusco
    -Por favor, podría ofrecerle algo a cambio de oro... cualquier cosa- dijo llevándose una mano hacia su sexo evidenciando sus intenciones
    Lo que sucedió a continuación fue muy rápido. Primero sentí desprecio, y luego un gigantesco sentimiento de ira se avivió en mi interior, tomando el control completo de mí.
    -¡Maldita, te he dicho que no! ¿¡Es que no lo entiendes, IMBÉCIL?¡- El dorso de mi mano impacto con la mejilla de la mujer ocasionando que ella caiga al piso
    La cara de sorpresa de la gente que nos observaba fue lo que me hizo reaccionar y darme cuenta de lo que había hecho. Sentí miedo. Yo no había querido hacer eso. Me di media vuelta y corrí en alguna dirección. Fue entonces cuando me dí cuenta que algo había cambiado adentro mío...




  10. #10
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    Dos historias paralelas, recomiendo un acuerdo entre caballeros para ver cual queda, la desicion queda en ustedes Vilgefortz y Galahad. Pero que no termine en un liche matando la historia xD



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