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Vista Híbrida

  1. #1
    Mira que me hago malo eh. Avatar de Altair de Oteren
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    Me tomo el atrevimiento de seguir -ahora puedo decir- nuestra historia!

    El puerto de Nix estaba lleno de pescadores, como siempre. Pero esa tarde ocurrió algo que llamó mi atención, un hombre anunció con elegancia que daría una millonaria recompensa a aquellos que consiguieran traerle los dos cuernos del Demonio que se esconde en las profundidades del Dungeon Marabel.
    En lo personal, nunca me había aventurado a las profundidades de ese calabozo pero el valor de la recompensa nombrada suscitaba en mí ansias de ir a explorarlo. Rápidamente se organizó un grupo de aventureros para ir a buscar los cuernos del Demonio y así, poder repartir la recompensa entre los que éramos. Yo retiré de la bóveda mi túnica de mago y mi bastón nudoso, preparándome para la gran hazaña. Nos juntamos en la salida de Nix, al norte. Éramos un grupo de 4 personas, yo era el único mago. Y así emprendimos el viaje.
    El camino no fue nada fácil, tuvimos que esquivar todo tipo de criaturas hostiles, luchar contra otras, y apoyarnos mutuamente entre nosotros para no perder la cordura y abandonar la misión o terminar alucinando entre los gigantes arboles de estos bosques plagados de calaveras, zombies y lobos. En el camino encontramos lo que parecía ser un soldado de Banderbill, o de la Armada Real, nos advirtió que el camino que faltaba era mucho peor, pero que antes de lo peor, pasaríamos por una aldea, que según el, es cuna de las negociaciones y encuentros de estas tierras. Su mirada parecía de completa seguridad, como si ya hubiese visto lo peor, pero también miro con completa desconfianza al saber que lo que buscábamos era para una recompensa, como si sus acciones se ligaran mas al honor y batallar por un ideal, y no por una simple recompensa, sin mas, nos despedimos después de compartir un pollo y beber todos del mismo odre, luego, seguimos nuestro camino.
    Al cabo de unas horas llegamos a divisar lo que parecía ser una aldea; llamó a nuestra atención que esté elevada unos dos o tres metros sobre la tierra que pisábamos, sin duda se trataba de la ciudad que nos habían contado. Mi memoria no se olvida y aquel soldado que cruzamos sin duda, sabía de lo que hablaba.
    Mis tres compañeros y yo pusimos pié en éste lugar que se hacía llamar "Ullathorpe"; picaresco nombre para un lugar repleto de multitudes y bullicio. Notamos una iglesia y algunas edificaciones, nada que envidiar para sus vecinos del Sur... aunque debo decir que poseía una fuente de agua tan pura y bella como cualquier Elfa.
    Nos dedicamos algunos minutos a mirar bien de cerca éste sitio aunque nuestro estado de alerta era igual al de un lobo por la noche, pues pícaros y embusteros no perdían oportunidad para embaucar a unos forasteros como nosotros, fue así como decidimos mantenernos juntos para evitar inconvenientes.
    La cosa parecía que no iba a cambiar, pues la gente no descansaba sea la hora que sea.
    La música del lugar no era la mejor, dado que no siempre es divertido ver bardos y bribones vomitando junto a un árbol mientras rasguean sus laúdes.
    Nuestros rostros lo decían todo; queríamos salir de allí como fuere. Ya teníamos todo lo que necesitábamos.


    Última edición por Altair de Oteren; 30/01/2016 a las 03:49
    <Altair de Oteren>
    <Defensor de Nix>

  2. #2
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    Sigo, vamos que se va poniendo buena.

    El puerto de Nix estaba lleno de pescadores, como siempre. Pero esa tarde ocurrió algo que llamó mi atención, un hombre anunció con elegancia que daría una millonaria recompensa a aquellos que consiguieran traerle los dos cuernos del Demonio que se esconde en las profundidades del Dungeon Marabel.
    En lo personal, nunca me había aventurado a las profundidades de ese calabozo pero el valor de la recompensa nombrada suscitaba en mí ansias de ir a explorarlo. Rápidamente se organizó un grupo de aventureros para ir a buscar los cuernos del Demonio y así, poder repartir la recompensa entre los que éramos. Yo retiré de la bóveda mi túnica de mago y mi bastón nudoso, preparándome para la gran hazaña. Nos juntamos en la salida de Nix, al norte. Éramos un grupo de 4 personas, yo era el único mago. Y así emprendimos el viaje.
    El camino no fue nada fácil, tuvimos que esquivar todo tipo de criaturas hostiles, luchar contra otras, y apoyarnos mutuamente entre nosotros para no perder la cordura y abandonar la misión o terminar alucinando entre los gigantes arboles de estos bosques plagados de calaveras, zombies y lobos. En el camino encontramos lo que parecía ser un soldado de Banderbill, o de la Armada Real, nos advirtió que el camino que faltaba era mucho peor, pero que antes de lo peor, pasaríamos por una aldea, que según el, es cuna de las negociaciones y encuentros de estas tierras. Su mirada parecía de completa seguridad, como si ya hubiese visto lo peor, pero también miro con completa desconfianza al saber que lo que buscábamos era para una recompensa, como si sus acciones se ligaran mas al honor y batallar por un ideal, y no por una simple recompensa, sin mas, nos despedimos después de compartir un pollo y beber todos del mismo odre, luego, seguimos nuestro camino.
    Al cabo de unas horas llegamos a divisar lo que parecía ser una aldea; llamó a nuestra atención que esté elevada unos dos o tres metros sobre la tierra que pisábamos, sin duda se trataba de la ciudad que nos habían contado. Mi memoria no se olvida y aquel soldado que cruzamos sin duda, sabía de lo que hablaba.
    Mis tres compañeros y yo pusimos pié en éste lugar que se hacía llamar "Ullathorpe"; picaresco nombre para un lugar repleto de multitudes y bullicio. Notamos una iglesia y algunas edificaciones, nada que envidiar para sus vecinos del Sur... aunque debo decir que poseía una fuente de agua tan pura y bella como cualquier Elfa.
    Nos dedicamos algunos minutos a mirar bien de cerca éste sitio aunque nuestro estado de alerta era igual al de un lobo por la noche, pues pícaros y embusteros no perdían oportunidad para embaucar a unos forasteros como nosotros, fue así como decidimos mantenernos juntos para evitar inconvenientes.
    La cosa parecía que no iba a cambiar, pues la gente no descansaba sea la hora que sea.
    La música del lugar no era la mejor, dado que no siempre es divertido ver bardos y bribones vomitando junto a un árbol mientras rasguean sus laúdes.
    Nuestros rostros lo decían todo; queríamos salir de allí como fuere. Ya teníamos todo lo que necesitábamos.
    El dejar atrás Ullathorpe tuvo una gran repercusión en el ánimo del grupo, donde ya se volvían a escuchar las bromas de Balin y las risas de los demás. Balin no sólo era una buena compañía debido a su sentido del humor, el robusto enano y el hacha de dos filos que siempre llevaba consigo lucían temibles, seguramente serían de gran utilidad a la hora de combatir.
    El sol comenzaba a ponerse detrás de las montañas del noreste, por lo que elegimos un lugar rodeado de árboles que esconderían nuestra posición de posibles amenazas para acampar, o al menos eso creímos. Antes de acostarme me encargué de meditar y llenar mis reservas de maná, siempre fui de los que prefieren estar preparados para los problemas, eché un vistazo a lo que todavía podía divisarse de Ullathorpe y un escalofrío recorrió mi cuerpo... ¡Qué lugar tan desagradable! Luego, cerré los ojos y me dormí.
    Tener las reservas a tope de maná resultó ser más que determinante en lo que sucedió a continuación, ya que un grito brutal de esos que hielan la sangre me despertó en medio de la noche.



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