Uno de los factores más importantes a la hora de elegir el colchón adecuado es el confort (también llamado «sensación de bienestar» o «alivio de presión»). Si un colchón es demasiado duro puede provocar presión en tu cuerpo. Este efecto puede cortar la circulación y pinzar tus nervios (esa sensación de hormigueo en las manos), provocando que cambies de posición frecuentemente durante la noche.